lunes, 29 de septiembre de 2014

Caminos



 Con esta reflexión y propósito comenzaba mi excedencia hace ya un año. No es fácil parar, sobre todo cuando te mueves por la propia inercia de la vorágine de tu vida.
No es fácil para, pero sentía la necesidad de encontrar o reencontrar el impulso que generaba esa inercia, el origen de ese movimiento, que empezaba a olvidar a base de resultarme cada vez más familiar ese olvido.
Es entonces, cuando comprendí, que encontrar ese origen, rememorando el pasado, no sólo era imposible, porque mi análisis estaba condicionado por las experiencias y valoraciones del recorrido, sino que nunca generaría otros movimientos, que era en el fondo, el objetivo intrínseco de todo esto.
Supongo que me di cuenta de esto, cuando supe, que en esta mirada al pasado, siempre intervenía la añoranza, errónea bujía de viciados movimientos, que aún suponiendo movimientos, nunca terminan siendo lo suficientemente atractivos, por la previsibilidad de sus recorridos.