lunes, 29 de septiembre de 2014

Caminos



 Con esta reflexión y propósito comenzaba mi excedencia hace ya un año. No es fácil parar, sobre todo cuando te mueves por la propia inercia de la vorágine de tu vida.
No es fácil para, pero sentía la necesidad de encontrar o reencontrar el impulso que generaba esa inercia, el origen de ese movimiento, que empezaba a olvidar a base de resultarme cada vez más familiar ese olvido.
Es entonces, cuando comprendí, que encontrar ese origen, rememorando el pasado, no sólo era imposible, porque mi análisis estaba condicionado por las experiencias y valoraciones del recorrido, sino que nunca generaría otros movimientos, que era en el fondo, el objetivo intrínseco de todo esto.
Supongo que me di cuenta de esto, cuando supe, que en esta mirada al pasado, siempre intervenía la añoranza, errónea bujía de viciados movimientos, que aún suponiendo movimientos, nunca terminan siendo lo suficientemente atractivos, por la previsibilidad de sus recorridos.





No sé si por escapar de viciadas sendas, vi en la desubicación o reubicación un buen camino, y emprendí mi marcha hacia ningún lugar como dirección a seguir y sin ningún fin como meta a la que llegar. 
Nunca imaginé que sería tan difícil hacer fáciles las cosas...  


Fueron muchas las vivencias, demasiados los aprendizajes como para poder asumirlos en los pocos meses que llevo en España.
Cuando me fui siempre pensé que no regresaría, y así a sido.
Comprendí que siempre será así, que siempre fue así. Cada día, a cada hora, a cada momento.
Aunque siempre me haya empeñado en valorar todo desde un prisma estático, desde un yo inamovible que a modo de icono religioso restauraba, vestía y decoraba con el sumo cuidado de la fe hacia lo que representaba.

No es fácil asumir la fe desde lo abstracto, como tampoco lo es asumir que naces con cada vivencia, tras la que nunca volverás a ser quien fuiste.
Aprendí desde sedentarismo antes de saber valorarlo, antes de apreciarlo, y ahora me quema. Necesito sentirme honesto conmigo mismo y esto pasa no sólo por comprender todo esto que expongo, sino por encarnarlo.

Necesito vivir otros caminos para poder comprender, para poder valorar el que hasta ahora he llevado. No quiero malgastar mi ingenio, ni mi tiempo, ni mi vida en buscar argumentos que respalden mi razón con el ególatra fin de pensar que la llevo. Ahora no, no me calma, no me satisface, sé que no es más que un placebo del cual no quiero nutrirme.
Este año, volveré a caminar por otros derroteros fuera de las aulas, pero nunca fuera de la educación.
Con miedo, con inseguridad, pero con ilusión.
Espero tropezarme, porque sólo así sabré que estoy caminando.

Eternamente gracias.


PD. Os dejaré los dos trabajos que hemos realizado durante los quince días que he estado dando clases este curso en los siguientes post.









2 comentarios:

Javief dijo...

Soy mayalen (aunque aparezca otra cuenta). ¡Que valiente eres!, me gustaría aprender más de tí. Añoro mucho poder tener una conversación contigo. No hay mucha gente de colores por el mundo, y tú eres una de esas. Besos

Pedro Pablo dijo...

Mayalen!!! estoy fuera de forma blogera!! acabo de ver el comentario de hace años!!... que mal... bueno, ahora estoy de vuelta con ganas de guerrear así que volveremos a compartir algún proyecto de eso estoy seguro! besos y espero saber de ti pronto!